Oruro
es líder en la producción del grano de quinua con el 51% de las 61.182
toneladas métricas obtenidas en todo el país. El rendimiento de 1,2 toneladas
métricas por hectárea, cuando el rendimiento promedio es de 0,7 TM/ha, hace que
el cultivo se expanda a tierras del norte del departamento.
En
Bolivia, la superficie cultivada de quinua casi se ha triplicado, pasando de 46
mil hectáreas a 131 mil hectáreas. La labranza de tierras vírgenes en la
planicie ha extendido la frontera agrícola y ha reducido drásticamente la
vegetación natural, fuente de alimento para el ganado.El alza sostenida del precio estimula a los agricultores a producir más quinua. El precio de venta de la quinua casi se ha triplicado entre 1999 y 2015, llegando a 5.480 USD por tonelada; diez veces más alto que el precio de la soja y veinte veces más alto que el del trigo. El 90% de la producción total de quinua en Bolivia es hoy exportado.
La quinua se cultivaba exclusivamente con labranza manual y era sostenible. Pero ahora la mecanización del proceso de producción ha generado graves problemas. El uso de tractores, con arado de disco, y de sembradoras mecánicas ha provocado una grave degradación de la fertilidad del suelo y ha creado ambientes propicios para el crecimiento de diversas plagas.
Otro problema detectado es la destrucción de la cobertura vegetal al incorporarse nuevas áreas para la producción de quinua, lo que acelera el proceso de erosión pues la vegetación natural deja de cumplir su papel de barrera contra el viento que, al soplar sin obstáculos, elimina las capas superficiales del suelo. Dado que el altiplano ya vive un proceso de desertificación, la situación se torna alarmante.
Uno de los principales
problemas es la pérdida de fertilidad del suelo, que puede restituirse
modificando su preparación. Debe evitarse la labranza y rastrillado de tierras
vírgenes. Debe ofrecerse capacitación a los agricultores en manejo de suelos,
en el uso adecuado del tractor, en la elaboración de compost y en la
incorporación de abonos verdes a base de leguminosa.
Esto
ha provocado que la producción sostenible entre en crisis. Aún no se ha
investigado si la labranza cero o siembra directa es una técnica adecuada para
la producción de quinua.
La
sostenibilidad del manejo tradicional se encuentra amenazada por el creciente
mercado de exportación que ha llevado a la expansión de la mecanización y, de
ahí, a la erosión del suelo, el crecimiento de plagas, la disminución en el uso
de abonos orgánicos y el cultivo intensivo.
Propuestas
en torno al mejoramiento de las condiciones de manejo agronómico, considerando
la diferenciación de acuerdo al relieve de la zona y el mejoramiento genético,
son prioritarios, ya que permiten incrementar el rendimiento y mejorar la
productividad, a tiempo de prevenir y reducir los impactos negativos.
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