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martes, 26 de abril de 2011

EL AUMENTO DEL PRECIO DEL ORO MULTIPLICA POR SEIS LA DEFORESTACIÓN DEL AMAZONAS




La deforestación de la selva del Amazonas se ha multiplicado por seis en los últimos años como consecuencia de la subida del precio del oro, ya que esta situación ha llevado a los mineros a pequeña escala a explotar aún más la zona, según un nuevo estudio de la Universidad de Duke (Estados Unidos).
El trabajo, publicado en 'PLoS ONE', se basa en un combinado de imágenes captadas por satélites de la NASA durante los últimos seis años, además de en los análisis realizados acerca de los precios del oro y las importaciones de mercurio.
Así, se ha determinado que alrededor de 7.000 hectáreas de bosques vírgenes y humedales se han convertido en centro de minería entre 2003 y 2009 con un aumento dramático de la deforestación. "Existe una zona concreta en la que se ha extendido la práctica minera, pero también hay muchas áreas dispersas, pequeñas pero en expansión, que son más difíciles de controlar y que pueden desarrollarse rápidamente", ha explicado una de las colaboradoras del estudio Jennifer Swenson.
Swenson ha señalado que gran parte de la deforestación visible en las imágenes de los satélites ha sido causada por la minería no regulada, por los mineros artesanales que, según ha apuntado, es gente de clase social baja y de poblaciones marginadas.
"No hay una gran empresa minera detrás de este problema son mineros autónomos que suelen carecer de tecnología moderna, tienen un conocimiento limitado de los efectos de la minería en la salud ambiental o humana y no saben limitar la liberación del mercurio que usan para procesar el oro", apunta.
Según explica la investigadora, la mayoría de las minas de oro artesanal de la zona provienen de los depósitos aluviales de los cauces y llanuras del Amazonas. Los mineros asedian las riberas de los ríos y los bosques claros, con planicies de inundación, para buscar posibles depósitos de grava de oro y usan mercurio para procesar el mineral.
En este sentido, destaca que el mercurio contamina el agua del río y del suelo, y los estragos en el sistema nervioso de los mineros y sus familias también "pueden ser graves". Además, Swenson apunta que la minería de oro a pequeña escala es la "segunda fuente más grande de contaminación por mercurio en el mundo", sólo por detrás de la quema de combustibles fósiles. Del mismo modo, advierte que el mercurio de las minas artesanales "pueden viajar cientos de kilómetros en la atmósfera, en las aguas superficiales o asentarse en los sedimentos y ascender en la cadena alimentaria en peces, mamíferos salvajes que se alimentan de éstos y seres humanos".

lunes, 18 de abril de 2011

"Cualquiera sea tu origen, el suelo que habites, la lengua que hables, la creencia que profeses, el trabajo que desempeñes, el techo que te cobije, la alegría que te colme o el dolor que te oprima, tu, hombre de todas las latitudes del mundo, poblador de la Tierra, explorador del cosmos, hombre blanco, negro o amarillo, cualquiera sea la sangre que corra por tus venas, yo soy tu prójimo, tu hermano"

martes, 12 de abril de 2011

TRAS FUKUSHIMA, EL FUTURO ESTÁ EN LAS ENERGÍAS RENOVABLES



El accidente en la planta nuclear de Fukushima, en Japón, provocado por el terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo, ha puesto nuevamente sobre el tapete uno de los temas más importantes vinculados con la energía nuclear: la seguridad. Es sabido que las consecuencias de un accidente nuclear catastrófico pueden ser graves, pero también se sabe que la frecuencia con la que ocurren esta clase de eventos es baja. La industria y los reguladores de este sector han llegado a esta conclusión tomando en cuenta las probabilidades de que se produzca un incidente en un año de operaciones. En el caso de los primeros cuatro reactores de Fukushima, la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear de Japón estimó en 2002 que la posibilidad de accidentes en el núcleo era de 1 en 100.000 o menos por año para cada reactor y que la probabilidad de incidentes que dañaran la vasija de contención era de 1 en 1.000.000 o menos por año, también para cada reactor. Sin embargo, dado que han pasado unas pocas décadas -y no milenios- entre los accidentes de Fukushima, Chernobyl y Three Mile Island -la isla del estado de Pensilvania en Estados Unidos-, sobre los que también se pensaba que no estaba en riesgo el núcleo del reactor, resulta evidente que los operadores nucleares y/o los reguladores están desestimando los riesgos asociados a la tecnología nuclear. En la cumbre sobre clima celebrada en Cancún, México, en diciembre de 2010 se dijo: "El cambio climático es uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo y todas las partes comparten una visión que implica trabajar de forma conjunta en el largo plazo". Para cumplir con los objetivos de Naciones Unidas, las emisiones deberán reducirse en un 80% para 2050. Esto requiere una disminución drástica de las emanaciones de dióxido de carbono (CO2) por parte del sector energético. Al mismo tiempo, los pronósticos anticipan un rápido incremento de la demanda de energía, impulsado fundamentalmente por el crecimiento económico de Asia, en particular China e India. La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que la demanda global aumentará en un 47% para 2035. Quienes están a favor de la alternativa nuclear creen que ésta debería jugar un rol cada vez más importante en el sector energético de alta eficiencia, que tiene como meta no emitir CO2. Sin embargo, la energía nuclear no es actualmente una tecnología global. Sólo 30 países la utilizan -entre ellos Argentina, Brasil y México- y seis -Estados Unidos, Francia, Japón, Alemania, Rusia y Corea del Sur- generan cerca de tres cuartas partes de la electricidad del mundo que proviene de reactores nucleares. La contribución total de las plantas nucleares a la producción global de energía que se comercializa es de aproximadamente el 6%. En comparación, el aporte del carbón es del 25% y el del gas natural es del 23%. Para que la energía nuclear cumpla un papel importante en suplir la demanda energética en el futuro, es necesario incrementar su uso. Esto aumentará significativamente las dificultades que ya existen en torno de la seguridad y del manejo de los desechos radiactivos y dará lugar, además, a una nueva serie de temores sobre la proliferación de materiales nucleares. Dada la dimensión y la urgencia del problema, es crucial que se de prioridad a las tecnologías de bajo costo que hayan dado prueba de su eficiencia y sean de interés para todo el mundo. Por esta razón, la prioridad debe ser la eficiencia energética, que no sólo apunta a combatir el cambio climático sino también a disminuir las dificultades en materia de seguridad y, además, genera beneficios económicos comprobados. En segundo lugar está la energía renovable que, para sorpresa de muchos, ha pasado a formar parte en los últimos años de los recursos energéticos más utilizados. Por ejemplo, en la Unión Europea las instalaciones de energía renovable son las que han permitido, en gran medida, aumentar la capacidad energética en 2008 y en 2009. De hecho, en Alemania generan más electricidad que la propia energía nuclear. La implementación de energías renovables a gran escala no sólo es posible técnicamente y tiene ventajas para el medio ambiente, como lo han demostrado numerosos casos, sino que además produce beneficios económicos al reducir la dependencia a las fluctuaciones en el precio de los combustibles fósiles. Mientras que el costo de la energía nuclear ha ido en aumento, el de las energías renovables ha disminuido y en muchas ocasiones es, incluso, la opción más barata. Después del accidente de Fukushima, la mayoría de los analistas creen que las complicaciones y los gastos de una planta nuclear aumentarán aún más. Se espera, en particular, que se ponga mayor énfasis en proteger las centrales de amenazas ambientales como inundaciones, tormentas y sequías, que en teoría serán más frecuentes como resultado del cambio climático. La central de Fukushima sólo produce el 3% de la energía que utiliza Japón. Por otra parte, como en Fukushima los problemas fueron trasladándose de un reactor a otro y de los reactores a las piletas de almacenamiento, habrá que cambiar el diseño de las instalaciones y esto afectará -sin duda- el costo de las futuras plantas. Varios estudios han demostrado que las fuentes renovables junto con la eficiencia energética bastan para suplir todas las necesidades de energía del planeta y que, en consecuencia, no es necesario recurrir a la opción nuclear. El desastre de Fukushima ha puesto de manifiesto el impacto ambiental, social y económico que la energía nuclear puede tener en condiciones extremas. Mientras Japón sigue tratando de lidiar con las consecuencias del terremoto y del tsunami del mes pasado, gran parte de los esfuerzos se han visto desviados hacia los intentos de contener la crisis en una planta que sólo produce el 3% de la energía del país.

viernes, 8 de abril de 2011

CIUDADES Y ENERGIA


(Carlos Hernandez Pezzi)

Nos encontramos inmersos en una crisis que nos está haciendo replantearnos buena parte de nuestro sistema económico, social y político.

Probablemente estemos viviendo un momento de transición en la forma de concebir y vivir la ciudad, donde lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer y eso se acaba traduciendo en una tensión entre la planificación y el desgobierno.

Las ciudades no son ajenas a este momento y necesitan de una reflexión que, incorporando los criterios de sostenibilidad, les permitan priorizar aquellas actuaciones que pueden ayudarles a convertirse en ciudades más humanas y más sostenibles.

La eficiencia energética y la apuesta por las energías renovables son dos puntos básicos para caminar hacia la sostenibilidad en nuestras ciudades.

Hoy más que nunca, se hacen necesarios liderazgos públicos sobre ideas y proyectos claros y coherentes de ciudad, evitando huidas hacia delante como las que se pueden estar produciendo en algunas ciudades.

Es posible una ciudad más sostenible, y se pueden dar grandes pasos en este camino.