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martes, 13 de enero de 2015

RECOMPENSA JUSTA PARA QUIENES CUIDAN DE NUESTRO PLANETA




Los ecologistas han llegado a reconocer que para lograr que la gente rural maneje bien los recursos naturales a menudo hay que recompensarles. Por esto, han creado esquemas para recompensar a quienes al manejar los recursos conservan la biodiversidad, proporcionan sumideros de carbono, protegen las cuencas, y mantienen la belleza escénica.

El gobierno estatal de Acre en Brasil subvenciona el precio del caucho para animar a los pequeños productores que lo cosechan de bosques naturales a seguir conservando esos bosques. Eso cuesta poco por hectárea y beneficia a más de 6.000 familias. En contraste, entre 1997 y 2002 Costa Rica pagó a los terratenientes más de $80 millones de dólares por conservar, manejar, y plantar bosques. Sin embargo, solamente una pequeña porción de ese dinero fue para los pequeños productores y la población indígena. Acre diseñó su esquema con la gente de bajos ingresos en mente pero Costa Rica no.

La ciudad de Nueva York obtiene el 90% del suministro de agua de las cuencas de los ríos Delaware y Catskill. En vez de gastar mil millones de dólares para construir un nuevo sistema de filtración, financian un programa para ayudar a los agricultores a proteger las cuencas. El programa inicial cubrió solo los agricultores de perfil más comercial, pero un nuevo programa se centra específicamente en los pequeños agricultores.

Es más probable que las comunidades se beneficien de dichos esquemas si tienen aseguradas la tenencia de la tierra y los bosques. Sin embargo, la tenencia de la tierra por sí sola no es suficiente. Las comunidades de México poseen la mayoría de los bosques del país, sin embargo, sólo las comunidades mejor organizadas y con gran ayuda técnica han conseguido involucrarse con éxito en la venta de carbono y recursos genéticos, o el ecoturismo.

Para asegurar que las familias de bajos recursos se beneficien de los esquemas ambientales de compensación, es importante que las reglas de funcionamiento de los esquemas y la selección de los candidatos tomen en cuenta las características y necesidades específicas de dichas familias. Las familias pobres probablemente se pueden beneficiar más si los esquemas apoyan actividades agrícolas, forestales o de turismo ecológicamente racionales, y no solo la conservación pura.

Los pagos directos no son siempre la mejor forma de compensación. El nivel y tipo de compensación deben ser negociados con la gente local, y adaptarse a sus necesidades específicas. La compensación también debe ser diseñada para fortalecer la capacidad organizativa, de manera que los esquemas se puedan mantener y mejorar con el tiempo.

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