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jueves, 29 de noviembre de 2012

LA IMPORTANCIA DE REFORESTAR

La reforestación urbana puede marcar una diferencia en nuestras vidas. Cada uno de nosotros puede hacer una contribución personal. Los árboles son bienes mayores en las ciudades y pueblos de América. Así como las calles, las aceras, los alcantarillados, los edificios públicos y las facilidades recreativas son parte de la infraestructura de una comunidad, los árboles en la propiedad pública también lo son. Sin árboles, la ciudad es un paisaje estéril de concreto, ladrillo, acero y asfalto. Imagínese su pueblo sin árboles. ¿Sería un lugar donde a usted le gustaría vivir? Los árboles hacen a las comunidades habitables para la gente. Los árboles añaden belleza y crean un ambiente beneficioso para nuestra salud mental. Los árboles – y, colectivamente el bosque urbano – son bienes importantes que requieren cuidado y mantenimiento al igual que otras propiedades públicas. Los árboles trabajan para nosotros 24 horas todos los días para mejorar nuestro ambiente y nuestra calidad de vida. Los árboles añaden un carácter natural a nuestras ciudades y pueblos. Los árboles nos proveen colores, flores, bellas formas y texturas. Los árboles ocultan paisajes desagradables. Los árboles suavizan el perfil de obras de albañilería, metales y cristales. Los árboles se pueden usar en diseños arquitectónicos para definir espacios y continuidad del paisaje. Los árboles impactan profundamente nuestro estado de ánimo y emociones, proveyendo beneficios sicológicos inconmensurables. Los árboles crean sentimientos de relajación y bienestar. Los árboles proveen privacidad, sensación de recogimiento y seguridad. Los árboles acortan la estadía post-operatoria en los hospitales cuando los pacientes están en dormitorios con vista a árboles y espacios abiertos. Los arboles reducen la contaminación del aire. . Los árboles ayudan a eliminar, atrapar y sostener partículas de contaminantes (polvo, cenizas, polen y humo) que pueden causar daños a los pulmones humanos. Los arboles combaten el efecto invernadero de la atmosfera. Los arboles conservan agua y reducen la erosión del terreno. Los arboles conservan energía. Los arboles modifican el clima local. Los árboles reducen la temperatura del sol con su sombra. Los árboles aumentan la humedad en los climas secos a través de la evaporación. Los árboles reducen la resolana en los días soleados. Los árboles reducen la velocidad del viento. Los arboles aumentan la estabilidad económica. Los arboles reducen la contaminación del ruido. Los arboles crean diversidad vegetal y de vida silvestre. Los arboles aumentan el valor de la propiedad. Un bosque urbano bien administrado contribuye al sentimiento de orgullo de comunidad y de propiedad.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

viernes, 23 de noviembre de 2012

CONSTRUIR NUEVOS PARADIGMAS

La modernidad, fiel expresión del modelo económico dominante, ha desplegado una concepción de desarrollo considerada como “universalmente válida y deseada” por todos los pueblos del mundo, ésta visión ha sido expandida desde los sentidos existenciales y las concepciones de bienestar de occidente. A través de finos mecanismos de relaciones de poder, se han instalado en el imaginario colectivo del mundo no moderno aquellos parámetros de felicidad de una cultura ajena que intentó por todas vías constituirse como única. Esta racionalidad que funda el proyecto de la modernidad bajo una ideología del desarrollo y el progreso económico, ha trastocado todo principio sustentador de vida, evidenciando contradicciones severas expresadas en la destrucción ecológica, la degradación ambiental, la desigualdad y discriminación social, dominando y mercantilizado a la naturaleza en los procesos productivos, ignorando las condiciones ecológicas y los límites que la misma le impone a la producción, sobrepasando los umbrales de capacidad de carga, reciclaje y auto-regeneración; socavando así, las condiciones ecológicas de sustentabilidad y poniendo en riesgo las potencialidades de la propia vida. Así mismo, ha excluido a la diversidad cultural, a sus saberes colectivos, a sus identidades, invadiendo e imponiendo una cultura hegemónica y homogénea que subordina los valores humanos a los intereses económicos e instrumentales, que niega al individuo diferente bajo una lógica unitaria y global, dominado, de esta forma, todas las esferas de la vida y degradando sus condiciones y sentidos de existencia bajo una moral alienante y subordinadora. Ante este contexto y ante las evidencias marcadas por la crisis, emergen los pueblos indígenas y campesinos expresando en sus luchas un combate férreo por la vida, reclaman por el derecho al acceso, uso y propiedad de la naturaleza, luchan por la reapropiación de la naturaleza, del territorio usurpado, es el combate por la resignificación de su espacio de vida y su identidad en la diferencia cultural. Son luchas que cuestionan en sí mismas el orden económico imperante, son demandas de carácter estratégico arraigadas en la necesidad de construir nuevos paradigmas que declaran a la vida como su fundamento principal. Por su parte el Pensamiento Ambiental Latinoamericano convoca a entender al ambiente desde su complejidad, desde sus tramados culturales, sociales y políticos, aquellos que lo marcan, que lo diseñan en un recurrente retorno, donde el ambiente inter-retro-actúa con ellos para re-marcarlos. Este pensamiento escudriña el concepto crítico de ambiente, como categoría compleja e integradora que instala, desde los saberes provenientes de la diversidad cultural de los pueblos de la América Latina, la desconstrucción de la modernidad insustentable para construir sociedades inéditas, nuevos paradigmas civilizatorios que expresan el pluri-verso de la diversidad cultural y biológica, tejido desde los principios de la sustentabilidad.

jueves, 15 de noviembre de 2012

"No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta" (Eduardo Galeano)

lunes, 12 de noviembre de 2012

COOPERATIVAS AGRÍCOLAS

(FAO, 2012) La experiencia del cooperativismo en la región ha demostrado que las cooperativas y organizaciones de productores superan de mejor manera las crisis económicas y la volatilidad de los sistemas financieros globales, mitigando los efectos negativos de la inseguridad alimentaria y la pobreza extrema. En todo el mundo, las cooperativas adquieren una especial relevancia en las comunidades rurales pobres, donde unir fuerzas es fundamental para promover el desarrollo local sostenible. Su éxito ha contribuido a impedir que muchas familias y comunidades caigan en la pobreza. Podríamos decir que las cooperativas nacen de la necesidad, pero se fortalecen en la prosperidad. Hemos visto que cuando existe una necesidad rural, aparece casi siempre una respuesta cooperativa. Y cuando aparece una cooperativa, el crecimiento le sigue en un entorno de solidaridad. La FAO considera a las cooperativas y organizaciones de productores como socios clave en el esfuerzo para eliminar el hambre y enfrentar los numerosos desafíos del mundo de hoy. Por ello, se ha comprometido a fomentar el crecimiento de las cooperativas agrícolas mediante el nombramiento de embajadores especiales encargados de difundir su labor y elaborando metodologías y herramientas de formación sobre el desarrollo organizacional y el apoyo a las políticas. El cooperativismo tiene un fuerte potencial de generación de actividades en un marco de eficiencia en el uso de los recursos, inclusión social y contribución en el logro de la seguridad alimentaria. Por los valores en que se basa la doctrina cooperativa y los principios en que se funda su gobernanza, las cooperativas son empresas comprometidas con el bien común. Según la publicación de FAO, en América Latina y el Caribe existen alrededor de 121 mil cooperativas de diferentes ámbitos, 33 mil de estás están relacionadas con el sector rural. Estos datos ilustran, una vez más, el importante papel que juegan las cooperativas en el mundo, no sólo en la seguridad alimentaria y en la lucha para mitigar el hambre a nivel mundial. En ese sentido, la ACI y la FAO, vienen trabajando colaborativamente con el objetivo de fortalecer el sector agropecuario y forestal, en favor de la seguridad alimentaria, concretamente en el levantamiento de una base de datos de cooperativas del sector del agro de Latinoamérica

viernes, 9 de noviembre de 2012