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martes, 19 de julio de 2016

NIÑOS, VACACIÓN Y RECICLAJE


El reciclaje es uno de los valores más importantes que podemos enseñar a nuestros niños. Cuidar el planeta es una responsabilidad de todos, pero sobre todo para que ellos, en el futuro, puedan seguir contribuyendo a esta labor.

Por eso debemos educarles desde pequeños, ya sea en casa o en el colegio, y una de las formas más sencillas y entretenidas de hacerlo es con manualidades hechas con material reciclado, y que mejor época que las vacaciones escolares.

Las manualidades con materiales reciclados ofrecen muchas ventajas para los niños, no sólo en el ámbito de la educación. Los juguetes ecológicos son una opción muy interesante para enseñar el reciclaje a los niños.

Aunque la protección del medio ambiente es muy compleja, cada uno de nosotros, desde nuestro hogar, podemos hacer mucho por la protección y recuperación de nuestro planeta. Educar a los más pequeños de la casa como ciudadanos responsables y cuidadosos con el entorno que les rodea es más fácil si se explica todo con conceptos sencillos y se predica con el ejemplo.

Debemos enseñarles la regla de las 3 R, se basa en los 3 conceptos: reducir, reciclar y reutilizar. Reducir la cantidad de basura generada, de papel empleado, de agua consumida. Reciclar todos los materiales que sea posible, desde el papel a las basuras pasando por juguetes. Reutilizar todos los objetos de la casa dándoles un nuevo uso, la caja del televisor puede ser un perfecto baúl para guardar juguetes, con una camiseta vieja hacer una marioneta o una lata de refresco con la tapa debidamente lijada será un original portalápices.


En estas vacaciones, que los niños jueguen a observar la naturaleza, la contaminación, a cuidar los recursos naturales. Día a día deben: Elegir con cuidado los productos que se compra, considerando la reutilización de los envases; evitar comprar los productos con demasiado envoltorio; reciclar las bolsas del mercado para envolver la basura o para llevarlas cuando se sale de compras; reciclar los papeles que se utiliza encasa, usando ambas caras; sacar fotocopias de doble cara; usar más la pizarra que los papeles; acudir a talleres de reciclado de papel; comprar bebidas en botellas retornables; usar lámparas de bajo consumo; y difundir las experiencias de reciclaje con los amigos o familiares.

viernes, 8 de julio de 2016

HUERTO FAMILIAR URBANO


La disponibilidad de alimentos es uno de los factores que condicionan la cantidad y calidad de productos que consume la familia, quienes requieren de una dieta más variada.

El huerto familiar urbano constituye una alternativa apropiada para que la familia produzca y consuma a bajo costo productos frescos y saludables para una dieta balanceada. Permite la opción de tenerlo dentro de las ciudades en patios, terrazas e incluso balcones

En el huerto, la familia como grupo participa en las diferentes actividades productivas y asegura la alimentación y nutrición de todos. Un huerto bien establecido, puede ayudar con su producción la demanda de alimentos de la familia, lo que representa un ahorro importante.

El tipo de huerto y los cultivos a establecer están relacionados con las necesidades y preferencias de la familia. Se puede establecer plantas comestibles, aromáticas, medicinales y frutales. Hay algunas hortalizas que pueden cultivarse durante todo el año dependiendo de la climatología del lugar.

Entre los beneficios se puede mencionar: Suficientes alimentos variados para toda la familia durante todo el año o por varios meses, fortalece la integración familiar, producción segura y sana de alimentos y fortalece los lazos de amistad con el intercambio o regalo de algún excedente.

Los factores a considerar para establecer el huerto son: pendiente, tipo de suelo, acceso al agua, disponibilidad de tierra, manejo de residuos, manejo integrado de plagas, cultivos intercalados y rotación.

Se puede cultivar guisantes, habas, ajos, calabazas, tomates, pimientos, locotos, cebollas, coliflor, brócoli, acelgas, espinacas, zanahorias, rábanos, lechugas, etc.

Tener siempre en cuenta a la hora de crear la rotación de cultivos, ya que no se puede plantar dos veces seguidas en la misma zona una hortaliza de la cual consumamos su misma parte. Es decir, si se ha plantado tomates, posteriormente a su cosecha plantaremos cebollas o ajos, o bien acelgas pero nunca otra hortaliza de la que consumamos su fruto, como pimientos por ejemplo.


Un huerto familiar apoya la seguridad alimentaria de los sectores poblacionales más vulnerables. Manos a la obra.

lunes, 4 de julio de 2016

CONTAMINACIÓN LUMÍNICA


La contaminación lumínica consiste en el brillo nocturno producido por el uso de luminarias inadecuadas o por exceso de iluminación. Esto significa que se envía la luz hacia arriba en vez de enviarla hacia el suelo, donde realmente se necesita. Es decir toda luz que escapa fuera de la zona que se quiere iluminar. Las actuales luminarias y casi toda la red de alumbrados públicos están diseñados como norma general, más por  estética que por funcionalidad.

Este tipo de contaminación se debe principalmente al uso de luminarias mal diseñadas, en especial las farolas tipo globo, al exceso de potencia, así como a la existencia de horarios inadecuados de iluminación ornamental.

Las consecuencias consisten en un desperdicio de energía y dinero, deslumbramiento de los conductores y personas mayores que va en detrimento de la seguridad vial, altera los ciclos de diversas especies animales, principalmente de las aves, contribuye al cambio climático y a la generación de residuos durante la producción de ese exceso de energía y por último la pérdida de la visibilidad del cielo nocturno.

Para tener una idea de esta realidad, una típica luminaria que es de forma esférica y totalmente transparente, tiene un desperdicio del 50% de su capacidad de iluminar; significa que si cada una de ellas está encendida un promedio de 10 horas diarias y su ampolleta es de cien watts, entonces diariamente se está desperdiciando cinco kilowatts de energía. Si se tiene por ejemplo mil lámparas como esa en una ciudad, se está desperdiciando cinco mil kilowatts de energía eléctrica.

Disminuir la cantidad de luz no significa que disminuya la seguridad ni la visibilidad. No se trata de apagar las lámparas ni de cambiarlas todas de golpe; la solución pasa por adecuar los niveles de iluminación a las recomendaciones internacionales actuales, sustituir progresivamente las lámparas de mercurio por las de sodio que a igualdad de iluminación contaminan y consumen menos, encender la iluminación de fachadas y monumentos sólo durante ciertas horas, la luz debe ir de arriba abajo, y no al revés.


Ante esta situación, el mejor aliado es hacer conciencia, ya que esta mala optimización de recursos perjudica a todos ya que se está desperdiciando fondos del sistema público y por tanto esos fondos, que todos pagan, deben ser optimizados para su utilización en otros bienes de derecho común.