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jueves, 8 de enero de 2015

ARBOLES DOMESTICADOS




Investigadores de la Universidad de Purdue concretaron un método que permite identificar rápidamente los genes del álamo y sus funciones. Este sería el primer paso de una meta mayor: crear plantaciones forestales para propósitos específicos, como fabricar madera, papel o leña. Richard Meilan, investigador en jefe del proyecto, explicó los alcances de la silvicultura del siglo XXI.

“En mi opinión, éste es el futuro de la silvicultura”,  y que demostró recientemente, en álamos, que existe una manera rápida de identificar los genes de los árboles y determinar su función. “Nuestra meta en descubrimientos genéticos es domesticar árboles, igual como pudimos domesticar el maíz hace 5 mil años”.

Ello significa producir árboles para propósitos específicos, como la fabricación de muebles o de madera chapeada, y a la vez intensificar el manejo de esos árboles como cosechas agrícolas, lo que permitiría hacer un uso más eficiente de nuestros limitados recursos de tierra fértil.

Lo conseguido es precisamente el primer paso para el eventual desarrollo de árboles con muchas características ideales, tales como resistencia a los insectos y con calidad de las maderas mejoradas. La idea es producir múltiples árboles con esos rasgos.

El objetivo es la construcción genética de árboles para propósitos específicos. Por ejemplo, si un cultivador desea que un árbol sea utilizado para producir fibra (para el papel), entonces no es necesario que éste sea tan alto y, por tanto, difícil de cosechar.

También sería deseable que ese árbol tenga un contenido más bajo de lignina, de modo que la fibra sea más fácil de extraer. Algo similar pasa si necesitas un árbol para la fabricación de madera para chapeado. Uno desearía un árbol que tenga un diámetro más grande y que tenga pocas ramas, ya que éstas dan lugar a los nudos o imperfecciones en el chapeado.

La domesticación de árboles” tiene un tremendo potencial, en la medida que ayudará a resolver la creciente necesidad de recursos renovables que tiene la sociedad. “La idea no es plantar árboles domesticados en sitios de árboles salvajes, es decir, en terrenos vírgenes. La idea es hacerlo en sitios previamente utilizados y maltratados, parecido a lo que se hace ahora con las cosechas agrícolas, donde hay un intensivo manejo de las plantaciones. La esperanza es evitar cosechar los bosques nativos”.

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