En los últimos años el tema del cambio climático
como determinante de los factores ambientales y por lo tanto de la salud de las
poblaciones, se ha instalado con fuerza en las agendas sanitarias de la mayoría
de los países y de los organismos internacionales. Parece que existe un
consenso entre todos los estudiosos de este tema al afirmar que los elementos
que determinan la salud de las poblaciones son un conjunto de factores
complejos (entre los que se incluyen los factores ambientales y concretamente
la contaminación y la calidad del aire) que al actuar de manera combinada
modifican los niveles de salud de las personas.
Aunque el calentamiento global tiene numerosas
consecuencias que ponen en riesgo la salud, tales como: los fenómenos
meteorológicos catastróficos, la variabilidad de los climas, que afecta a los
suministros de agua y alimentos, los cambios de la distribución de los brotes
de enfermedades infecciosas o las enfermedades emergentes relacionadas con los
cambios de los ecosistemas, nos centraremos en los impactos, debidos a la mayor
concentración de algunos contaminantes atmosféricos, sobre la calidad del aire
y por tanto sobre nuestra salud.
La contaminación atmosférica sigue siendo un
problema importante de salud pública. Según la OMS en el mundo 1,3 millones de
personas mueren en un año a causa de la contaminación atmosférica urbana; más de
la mitad de esas defunciones ocurren en los países en desarrollo.
En los países más desarrollados, dada la
reducción de los niveles de SO2 y de CO por mejoras en los procesos de
combustión en industrias, calefacción y automóviles, los contaminantes cuyos
efectos sobre la salud preocupan más en la actualidad son las partículas en
suspensión, el ozono y el dióxido de nitrógeno.
En América Latina y el Caribe, por lo menos 100
millones de personas están expuestas a niveles de contaminación del aire por
encima de los recomendados por la OMS. Los grupos más vulnerables a los efectos
dañinos de una mala calidad del aire incluyen a niños, adultos mayores,
personas con previos problemas de salud y población de bajos estratos
económicos.
A pesar de los avances en el control de la
contaminación atmosférica, el impacto de la exposición a contaminación
atmosférica sigue siendo muy importante.
La contaminación por ozono causa irritación al
respirar, desencadena síntomas de asma, es causa de enfermedades respiratorias
y del corazón, y está asociada con cerca de 21.000 defunciones prematuras al
año.
En la región se han logrado avances importantes
para enfrentar estos desafíos. Por ejemplo, la implementación de planes de
gestión de la calidad del aire en muchas ciudades, y diversas intervenciones
sectoriales tales como políticas de transporte urbano sostenible, entre las que
cabe nombrar el sistema de transporte público masivo en bus de Bogotá
–Transmilenio-, el Metrobús de Ciudad de México, el sistema integrado de
transporte público de Santiago –Transantiago- y el transporte público por cable
en Bolivia entre las ciudades de La Paz y El Alto –Teleférico- uno de los más
grandes del mundo.
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