La energía nuclear o energía atómica es la energía que se
libera espontánea o artificialmente en las reacciones nucleares. Sin embargo,
este término engloba otro significado, el aprovechamiento de dicha energía para
otros fines, tales como la obtención de energía eléctrica, térmica y
mecánica a partir de reacciones
atómicas, y su aplicación, bien sea con fines pacíficos o bélicos.
Estas reacciones se dan en los núcleos de algunos isótopos
de ciertos elementos químicos, siendo la más conocida la fisión del uranio, con
la que funcionan los reactores nucleares.
La energía nuclear puede transformarse de forma
descontrolada, dando lugar al armamento nuclear, o controlada en reactores
nucleares en los que se produce energía eléctrica, energía mecánica o energía
térmica. Tanto los materiales usados como el diseño de las instalaciones son
completamente diferentes en cada caso.
La energía nuclear de fisión tiene como principal ventaja
que no utiliza combustibles fósiles, por lo que no emite gases de efecto
invernadero. Además, genera gran cantidad de energía consumiendo muy poco
combustible y las reservas de combustible nuclear son suficientes para
abastecer a todo el planeta durante más
de 100 años.
Además de producir una gran cantidad de energía eléctrica,
también produce residuos nucleares que hay que albergar en depósitos aislados y
controlados durante largo tiempo. Las emisiones contaminantes indirectas
derivadas de la construcción de las centrales nucleares, de la fabricación del
combustible y de la gestión posterior de los residuos radioactivos son muy peligrosas
y podrían llegar a tener una gran repercusión en el medio ambiente y en los
seres vivos si son liberados o vertidos a la atmósfera, llegando incluso a
producir la muerte, y condenar a las generaciones venideras con mutaciones.
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