Por Alfons Cornella
La crisis que vivimos se puede caracterizar como una crisis de sostenibilidad, ya que encierra en sí una crisis económica, social y ambiental. A los efectos económicos y financieros que vivimos hay que sumar el grave deterioro ambiental del planeta y las crecientes desigualdades sociales que somos incapaces de atajar.
Por eso, para afrontar esta crisis y salir de ella fortalecidos, hemos de emprender el camino de la sostenibilidad, apostando, entre otras cosas, por hacer de manera mucho más sostenible y por tanto, mejor, aquello que ya veníamos haciendo. Así ocurre con muchos sectores de nuestra economía, que en aras de la eficiencia y la sostenibilidad, deben introducir nuevos criterios en esto que se ha dado en llamar eco-economía, y que incluye tanto la creación de nuevos empleos verdes, como el “reverdecimiento” de empleos ya existentes.
La crisis que vivimos se puede caracterizar como una crisis de sostenibilidad, ya que encierra en sí una crisis económica, social y ambiental. A los efectos económicos y financieros que vivimos hay que sumar el grave deterioro ambiental del planeta y las crecientes desigualdades sociales que somos incapaces de atajar.
Por eso, para afrontar esta crisis y salir de ella fortalecidos, hemos de emprender el camino de la sostenibilidad, apostando, entre otras cosas, por hacer de manera mucho más sostenible y por tanto, mejor, aquello que ya veníamos haciendo. Así ocurre con muchos sectores de nuestra economía, que en aras de la eficiencia y la sostenibilidad, deben introducir nuevos criterios en esto que se ha dado en llamar eco-economía, y que incluye tanto la creación de nuevos empleos verdes, como el “reverdecimiento” de empleos ya existentes.
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