La ciudad
es una de las creaciones humanas más complejas. Puede ser vista como un sistema
conformado por sistemas naturales, físicos y culturales, interrelacionados en
un área determinada; un sistema que no es homogéneo, y que no puede ser
entendido como la suma de sus componentes.
El
acelerado crecimiento de las ciudades sin planificación previa, en función de
las urgencias habitacionales o las oportunidades del mercado inmobiliario, ha
modificado el necesario equilibrio entre naturaleza y ciudad. Según
estadísticas de la ONU, se pronostica que hacia el año 2030, casi un 60% de la
población mundial residirá en zonas urbanas. Las ciudades dependen de una gran
variedad de recursos; y la forma en que estos recursos son usados,
administrados, transformados y desechados después de su vida útil, tiene un
profundo impacto no sólo sobre los habitantes de una ciudad en particular, sino
sobre todo el planeta y sus habitantes.
Actualmente
el crecimiento incontrolable de las ciudades a nivel mundial y particularmente
en América Latina, no sólo ha contribuido a la emisión de gases de efecto
invernadero que fomente al calentamiento global sino que está generando como
consecuencia grandes problemas sociales, ambientales y económicos. Los
problemas ambientales urbanos a los que se enfrentan las ciudades son: Contaminación
por desperdicios urbanos, emisiones en las calles generado por el uso intensivo
del automóvil, sobreexplotación de recursos naturales para suministrar
materiales de construcción, falta de recursos para servicios públicos, degradación
y agotamientos de recursos, congestión y deterioro de la infraestructura, destrucción
total de ecosistemas y servicios ecosístemicos, desplazamiento y migración de
personas del campo a la ciudad, desplazamiento de una ciudad intermedia a una
ciudad de carácter metropolitano, pérdida de identidad cultural, costumbres y
hábitos tradicionales, y escasez de vivienda adecuada.
Es así,
como hoy en día las ciudades son un organismo que consumen el 75% de los
recursos naturales y generan el 75% de los residuos planetarios. Por esta
razón, es necesario replantear la planificación urbana y realizar propuestas
encaminadas a generar cambios en la manera en cómo se aborda el tema de las
ciudades, encaminadas hacia el desarrollo sustentable. Una ciudad sustentable
será aquella que logre satisfacer de manera equitativa las necesidades de todos
sus habitantes sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las
generaciones futuras.
Esta ciudad deberá ofrecer a sus habitantes
servicios de calidad para toda la población, un ambiente sano, viviendas dignas
y suficientes, seguridad, parques, espacios deportivos y de recreación,
convivencia social, empleo digno y bien remunerado, atención sanitaria completa
y eficiente, educación de calidad y acceso a la actividad cultural.
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