Por su piel más delicada y sensible, niñas y niños
expuestos al sol, aun por períodos cortos, suelen sufrir quemaduras graves. Y
como su sistema inmunitario aún está en formación, son más susceptibles a
contraer ciertas enfermedades, por tanto se debe reducir los efectos que
provocan los rayos dañinos del sol en la salud de niñas y niños.
Por eso la exposición excesiva al sol y quemaduras
de la infancia pueden constituir en la adultez un serio riesgo de transformarse
en cáncer de piel.
Se debe informar sobre el efecto de los rayos
dañinos del sol y aleccionar a niños y niñas de la necesidad de protegerse,
manteniéndose a la sombra o usando vestimentas y cubrecabezas adecuados.
Las medidas de la comunidad internacional para
restaurar la capa estratosférica del gas ozono -que resguarda la Tierra de la
acción excesiva de las radiaciones ultravioleta- comienzan a tener éxito. Pero
queda un largo camino para eliminar el problema del debilitamiento de esta
cubierta.
La mayoría de las exposiciones de una persona a los
rayos solares se registran antes de los 18 años. Los niños que juegan al sol
desconocen por lo general los efectos nocivos de esos rayos.
Mientras la capa de ozono prosiga debilitándose, la
intensidad de las radiaciones ultravioletas continuará creciendo, fenómeno que
se mantendrá hasta tanto la capa de ozono se estabilice.
Se debe aplicar los tratados internacionales
concertados para reducir y eliminar los gases que reducen la capa de ozono,
entre otros, de los gases clorofluorcarbonos (CFC), empleados como
refrigerantes industriales y aerosoles y del plaguicida bromuro de metilo.
El Protocolo de Montreal relativo a Sustancias
Agotadoras de la Capa de Ozono está produciendo los resultados esperados.
Los países en desarrollo necesitan eliminar esas
sustancias para cumplir con las metas establecidas en el Protocolo, deben
desterrar el uso del bromuro de metilo como plaguicida agrícola y controlar el
comercio ilegal de los CFC.
De acuerdo a los plazos del Protocolo, los países
industriales debieron eliminar los CFC en 1995 y el bromuro de metilo en 2005,
mientras los países en desarrollo hasta 2010 y 2015 para eliminar esas
sustancias, respectivamente.
La cantidad de casos de cáncer de piel (de melanoma
y de otros tipos) así como de cataratas, oscila entre dos y tres millones en
todo el mundo. Cada año se registran más de 130.000 nuevos casos de melanoma en
todo el mundo y mueren unas 66.000 personas de cáncer de piel.
Pero si no existiera el Procolo de Montreal, los
casos mundiales de cataratas se elevarían a unos 113 millones, los enfermos de
cáncer no melanoma sumarían 29 millones y los de melanoma llegarían a 1,5
millones.
Las consecuencias sanitarias de las radiaciones
solares son tan graves para los países ricos como pobres, sin importar su
ubicación geográfica.
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