Podría decirse que la Tierra parió a la Luna. La Luna se formó hace 4 550 millones de años cuando un objeto del tamaño de Marte golpeó la Tierra. Unas pocas horas después del impacto, la lava y las rocas orbitaban alrededor de la Tierra, este disco de escombros, eventualmente se volvió a condensar bajo el efecto de la gravedad para formar una proto-luna o luna primigenia.
Una reciente simulación numérica indica que el 85 % de la masa de la Luna a día de hoy procede del objeto que impactó mientras que el 15% restante procede de la Tierra. Mientras que parte de la Tierra se convirtió en Luna, parte del objeto que impactó, contaminó la Tierra con hierro que ahora forma parte del núcleo de nuestro planeta, así como con otros materiales, algunos de los cuales se convirtieron en gases tras el impacto. La propia Tierra se formó muy pronto tras la formación del Sol. Había un número de embriones de planetas o planetesimales que se condensaron para formar la Tierra primigenia. Pasados 40 ó 50 millones de años en la joven Tierra, tuvo lugar el suceso que dio origen a la Luna.
Cuando aquel objeto impactó contra la Tierra, ambos se fundieron debido al calor desprendido por la acreción de los dos embriones de planeta. Además, en los inicios del Sistema Solar, todavía existían dentro de las rocas muchos elementos radioactivos que emitían energía. Por lo tanto, creemos que al menos durante los primeros 100 millones de años de la historia de la Tierra, ésta pudo haber estado cubierta por un océano de magma. Igualmente creemos que a la Luna le sucedió otro tanto.
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