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lunes, 4 de julio de 2016

CONTAMINACIÓN LUMÍNICA


La contaminación lumínica consiste en el brillo nocturno producido por el uso de luminarias inadecuadas o por exceso de iluminación. Esto significa que se envía la luz hacia arriba en vez de enviarla hacia el suelo, donde realmente se necesita. Es decir toda luz que escapa fuera de la zona que se quiere iluminar. Las actuales luminarias y casi toda la red de alumbrados públicos están diseñados como norma general, más por  estética que por funcionalidad.

Este tipo de contaminación se debe principalmente al uso de luminarias mal diseñadas, en especial las farolas tipo globo, al exceso de potencia, así como a la existencia de horarios inadecuados de iluminación ornamental.

Las consecuencias consisten en un desperdicio de energía y dinero, deslumbramiento de los conductores y personas mayores que va en detrimento de la seguridad vial, altera los ciclos de diversas especies animales, principalmente de las aves, contribuye al cambio climático y a la generación de residuos durante la producción de ese exceso de energía y por último la pérdida de la visibilidad del cielo nocturno.

Para tener una idea de esta realidad, una típica luminaria que es de forma esférica y totalmente transparente, tiene un desperdicio del 50% de su capacidad de iluminar; significa que si cada una de ellas está encendida un promedio de 10 horas diarias y su ampolleta es de cien watts, entonces diariamente se está desperdiciando cinco kilowatts de energía. Si se tiene por ejemplo mil lámparas como esa en una ciudad, se está desperdiciando cinco mil kilowatts de energía eléctrica.

Disminuir la cantidad de luz no significa que disminuya la seguridad ni la visibilidad. No se trata de apagar las lámparas ni de cambiarlas todas de golpe; la solución pasa por adecuar los niveles de iluminación a las recomendaciones internacionales actuales, sustituir progresivamente las lámparas de mercurio por las de sodio que a igualdad de iluminación contaminan y consumen menos, encender la iluminación de fachadas y monumentos sólo durante ciertas horas, la luz debe ir de arriba abajo, y no al revés.


Ante esta situación, el mejor aliado es hacer conciencia, ya que esta mala optimización de recursos perjudica a todos ya que se está desperdiciando fondos del sistema público y por tanto esos fondos, que todos pagan, deben ser optimizados para su utilización en otros bienes de derecho común.

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