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jueves, 31 de julio de 2014

ALIMENTOS TRANSGENICOS




(Organización Panamericana de la Salud)
Los alimentos modificados genéticamente (MG) podrían anunciar una nueva era en la seguridad alimentaria de las Américas y otras regiones en desarrollo.
Pero primero, deben abordarse las persistentes dudas públicas que existen acerca de la inocuidad de estos alimentos.
En los albores del siglo XXI, los cultivos biotecnológicos representan el más rápido crecimiento de las nuevas tecnologías en la historia de la agricultura.
Hoy, el 46% ciento del cultivo de soja a nivel mundial proviene de semillas MG, así como la cuarta parte de toda la producción de maíz de Estados Unidos.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), más de 50 millones de personas en todo el mundo sufren de malnutrición crónica. Por eso, los partidarios de los
alimentos MG alegan que estos cultivos pueden y deben desempeñar una función crucial para paliar estas necesidades y la de las generaciones futuras.
Argentina ha surgido como el segundo productor de alimentos genéticamente modificados más grande del mundo, no sólo de soja sino también de variedades de maíz autorizadas en la Unión Europea.

En Bolivia la producción de soja MG alcanza un 98%, la frontera agrícola de la soya es de un millón y medio de hectáreas, con una producción anual de dos millones y medio de toneladas.
Brasil, es el segundo productor más grande de porotos de soja.
Hasta hace poco se había negado a autorizar cualquier variedad de cultivo genéticamente modificado comercial. Este tipo de soja se ha plantado ampliamente en ciertas áreas de Brasil porque los agricultores
lo encuentran más productivo y más fácil de crecer que las variedades convencionales.
Chile ha podido explotar su geografía única para asegurarse un nicho en los mercados internacionales, en lo que parecían ser empresas mutuamente excluyentes, como alimentos orgánicos y semillas MG.
La biotecnología puede ayudar al desarrollo de nuevos mercados, mejorando la calidad de los productos y aun creando nuevas tecnologías en cultivos, mejor adaptados al ambiente latinoamericano.
Sin embargo, también advierte que los motivos de preocupación públicos acerca de la inocuidad de los alimentos MG podrían impedir que Latinoamérica aprovechara por completo las oportunidades brindadas por
la biotecnología. Para ayudar a abordar estas inquietudes, la OPS está proporcionando asistencia técnica para ayudar a sus países miembros a que actualicen los sistemas existentes de inocuidad de alimentos para
incorporar a los alimentos MG.
Es urgente la necesidad de formar recursos humanos, de crear capacidad institucional, así como de formular un marco legal y políticas públicas para que los países puedan tomar parte activa en la
nueva economía asociada con la utilización de la diversidad biológica, los recursos genéticos y la biotecnología.

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