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martes, 3 de agosto de 2010

EL POLVO, OTRO ENEMIGO DEL MEDIO AMBIENTE


Científico de la Universidad de Oxford alertó por la alta concentración de polvo en la atmósfera. Advirtió que no sólo provoca daños en la salud, sino que también es un elemento perjudicial en el cambio climático.
La creciente cantidad de polvo en la atmósfera, donde anualmente se acumulan entre 2.000 y 3.000 millones de toneladas, se ha convertido en una seria amenaza para el medio ambiente y la salud humana que no recibe la atención necesaria.
Así lo advirtió el profesor de la Universidad de Oxford Andrew Goudie durante el Congreso Geográfico Internacional que se celebra estos días en Glasgow (Escocia), organizado por la Royal Geographical Society y el Instituto de Geógrafos Británicos.
"El polvo es uno de los componentes menos conocidos de la atmósfera de la Tierra y uno de los que pueden tener una influencia mucho mayor de lo que pensábamos en el cambio climático", dijo Goudie, autor del estudio "Tormentas de polvo en el sistema global".
El científico británico señaló que los primeros efectos sobre la salud humana, el cambio climático y los arrecifes de coral ya se hacen notar y que, por lo tanto, las autoridades científicas y sanitarias de todo el mundo deben comenzar a actuar.
"La naturaleza transfronteriza del polvo lo convierte en un asunto realmente global, y hasta ahora no recibe la atención que merece", dijo Goudie, quien destacó que ahora es fácil seguir las tormentas gracias a la tecnología de satélites.
Gracias a esta tecnología, explicó, se ha conseguido localizar la principal fuente de polvo del mundo en la depresión de Bodele, en Chad, y conocer que en parte del norte de Africa la producción anual de polvo se ha multiplicado por diez en el último medio siglo.
También se ha constatado las largas distancias a las que pueden llegar las partículas de polvo, que viajan del Sahara hasta a Groenlandia o de China hasta Europa Occidental.
El profesor Goudie explicó que cuando las partículas vuelven a posarse en la superficie salinizan el suelo, transmiten enfermedades, afectan los periodos reproductivos del mar, contaminan el aire y alteran la luminosidad de los casquetes polares.
Las sequías, el incremento de los pastos, la deforestación o algo tan individual como el uso de un vehículo todoterreno son algunas de las causas citadas por el científico como factores que alteran los depósitos de polvo de los que salen las partículas contaminantes.
Un equipo de la Universidad de Londres tiene previsto viajar el próximo mes de marzo a Chad para realizar en la depresión de Bodele el primer trabajo de campo sobre la importancia que esa región tiene en la evolución global del cambio climático.

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