Las hojas más altas en un bosque, el
follaje, crean una superficie áspera. La rugosidad proporciona una fricción con
las corrientes de aire y aumenta la turbulencia del aire. La turbulencia
proporciona un impulso a nivel mundial de los patrones de circulación de aire.
Las selvas tropicales bombean el calor a la atmósfera durante la
evapotranspiración. Esto a su vez hace circular aire a las regiones más frías
del planeta. Los bosques también permiten pasar un poco de aire a través de los árboles, así como sobre y alrededor de
ellos. De esta manera frenan los vientos.
La deforestación contribuye a un
aumento de la velocidad de los vientos locales y a un enfriamiento de las
regiones templadas. En Bolivia los vientos
huracanados alcanzaron alrededor de los 100 kilómetros ocasionando daños en las
principales ciudades.
El Servicio Nacional de Meteorología
e Hidrología (Senamhi) identificó al fenómeno climatológico que causó varios
desastres en La Paz, El Alto y Santa Cruz con el nombre de “Charly
Bravo”, conocido científicamente como “cúmulus nimbus”. El fenómeno
se caracteriza por ser una tormenta con lluvia copiosa, granizo, relámpagos y
truenos, que se presentaron por períodos cortos de tiempo, generando
varios desastres.